jueves, 22 de agosto de 2013

Krav Maga para personal Sanitario




El art.15 de la Constitución Española, referente a los derechos fundamentales y libertades públicas;“todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a torturas ni a penas o tratos inhumados o degradantes”. Las agresiones físicas y verbales, abusivas o acosantes recibidas durante el desempeño de nuestro trabajo violan este derecho.
Según la Organización Internacional del Trabajo [OIT], los trabajadores del sector sanitario tienen un mayor riesgo de sufrir agresiones o actos de violencia debido al estrecho contacto con los usuarios y clientes, lo cual resulta del todo lógico si valoramos las especiales condiciones emocionales que acompañan tanto a la demanda del servicio médico como a su dispensación en circunstancias concretas como podrían ser las urgencias o la consulta masificada. Las servicios públicos en general y los de salud en particular, constituyen un campo laboral especialmente proclive al riesgo de que su personal sufra episodios de esta naturaleza – ya sean físicos como psíquicos- dadas sus complejas organizaciones, las estrechas relaciones existentes entre los trabajadores y los usuarios.
En los últimos años, la violencia al personal de enfermería en los servicios de urgencia de los hospitales y ambulatorios públicos  aumentó hasta hacer la situación insostenible.
La impaciencia de algunos pacientes o su malestar contra el sistema les lleva a descargar su ira contra las enfermeras y también contra otros profesionales sanitarios -empujones, tortazos, tirones de pelo, insultos y vejaciones es todo lo que soportan estos profesionales-. Detrás de cada uno de estos episodios violentos están profesionales que a veces, por experiencia sortean los insultos, la falta de respeto e incluso el intento de agresión física, con mediana agilidad, pero en la mayoría de los casos, estas agresiones obligan al trabajador expuesto a pasar un largo periodo de inactividad -incapacidad laboral transitoria- y tarda mucho tiempo en ser capaz de atender a un paciente/usuario a solas y mucho menos a puerta cerrada o acudir a una llamada de urgencia que conlleve atención domiciliaria.
El sindicato Satse lleva al menos ocho años con una campaña para reclamar medidas de prevención, como filtros de acceso a los centros, timbres antipánico o una mayor vigilancia de los puntos más conflictivos. Al margen de estas medidas, que corresponderían a la dirección, las enfermeras también han querido poner su granito de arena con un curso de técnicas de prevención de agresiones mediante el aprendizaje de la defensa personal. El objetivo de esta formación para los sanitarios no es la agresión física hacia el paciente o supuesto agresor, sino tratar de disuadir las agresiones tanto verbales como físicas tratando de aplicar la menor fuerza a ser posible, recalcando que va en función del tipo de agresión. No es lo mismo un insulto, un empujón, un agarrón que una amenaza con un arma blanca, la valoración es totalmente diferente y la actuación cambia [tenemos que agredir para evitar de este modo un mal mayor]. Los objetivos agenerales que aquí se plantean son muy similares al apartado de la defensa personal femenina, pero cobra una mayor importarcía el aprendizaje de reducción del agresor, ya que en algunos ámbitos como la psiquiatría los pacientes por sus distintas afecciones pueden llegar a ser agresivos y el fin aquí es poder controlarlos.
‣ Facilitar recursos de protección y defensa en caso de sufrir un intento de agresión física.

‣ Prevenir y disuadir situaciones de agresión y mejorar la autoestima.
‣ Generar la autoconfianza necesaria para afrontar con seguridad y decisión situaciones hostiles que puedan acaecer en la vida profesional
‣ Aprender a utilizar el cuerpo íntegramente como medio de defensa.
‣ Aprender cómo actuar correctamente ante una situación de peligro.
‣ Aprender distintas técnicas para reducir al enfermo sin causar daño físico.


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